Helena de Troya, la mujer más bella de su tiempo, desencadenante de la guerra más célebre de la Antigüedad, objeto de deseo y de otras pulsiones esencialmente masculinas, pero, sobre todo, objeto… Este es el tópico de esta novela, ella es la que recibe voz y cuenta su historia -una historia de anulación y de búsqueda de libertad-; la que explica sus elecciones a fin de demostrar su existencia, de ser escuchada en un mundo dominado por hombres. Ya no es Helena de Troya, sino Helena de Esparta.
En esta primera novela de la autora italiana Loreta Minutilli, logramos un acercamiento íntimo a este mítico personaje de la Antigua Grecia, a quien se ha tildado durante milenios como la razón que desencadenó la sangrienta Guerra de Troya. En tan solo 200 páginas, Helena busca contar una historia cargada de matices, de la cual a veces fue víctima, mientras que otras… debatible.
Helena de Esparta está escrito como un monólogo interno de la propia Helena, donde tienes la constante sensación de que todo lo que ella desea hacer es desahogarse, sentirse escuchada y dejar de lado todo juicio de valor. Aquí estamos para comprenderla, no para justificarla ni reivindicarla, sino que para entender que sus decisiones fueron suyas y de nadie más.
La historia parte desde que la Princesa de Esparta es raptada y violentada sexualmente por Teseo; quien a lo largo de la historia ha sido reproducido como un gran héroe griego, sin importar el daño que sus hazañas irresponsables causaron tanto en Helena de Esparta como en Ariadna de Creta. Desde aquel punto de partida, la joven princesa comienza a sentirse silenciada: nadie en el palacio le permite hablar sobre el hecho traumático que vivió.
El silencio siempre tiene consecuencias y el espíritu de Helena se va consumiendo de a poco.
Posteriormente vamos descubriendo otros momentos de su vida, como su matrimonio arreglado con Menelao, el nacimiento de su hija Hermíone y el poco instinto materno que la asecha, hasta llegar a la aparición de Paris en el reino de Esparta.
La obra escrita por Loreta nos presenta la contraparte de la reproducción oral de estos mitos, en los cuales los protagonistas siempre han sido Aquiles, Paris o Héctor. Acá no. Cassandra, Hécuba y Andrómaca son las grandes mujeres que acompañan a Helena (para bien o para mal) pero cada una de ellas es portadora de su propia voz, a pesar de que sus destinos hayan sido sellados por la codicia de dioses y guerreros.
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Por Catalina Fernández. Instagram @lecturalis.cl