“La Emperatriz”: cómo Sissi se convirtió en el corazón de Europa

Nacida y criada en el pintoresco Palacio de Possenhofen, Isabel de Baviera, conocida comúnmente por su apodo “Sissi”, es hermosa, apasionada e inteligente, pero está lejos de ser una típica princesa. Ha decidido, antes que todo, esperar aquel amor profundo y arrebatador del que hablan los poetas. Nada de matrimonios arreglados para la princesa de Baviera.

La Emperatriz de la escritora Gigi Griffis presenta una historia de amor poco probable, sin embargo, está basada en la vida de quien se convirtió en emperatriz de Austria tras su matrimonio con el emperador Francisco José, quien además, era su primo hermano.

Pero ¿es así cómo debían suceder las cosas? En su empeño por conseguirle esposa, la archiduquesa Sofía, madre de Francisco José, se contactó con su hermana Ludovica y le propuso realizar una alianza entre ambas familias reales, pero no precisamente con un matrimonio entre la inmadura y rebelde Isabel, sino que con la diligente y correcta Elena, informalmente conocida como Néné.

Dicha propuesta nunca llegó a suceder, puesto que el emperador de Austria quedó cautivado ante su prima menor, pidiendo su mano a pesar de múltiples objeciones.

Tanto el libro y la serie producida por Netflix, protagonizada por Devrim Lingnau y Phillip Froissant, nos muestran que, a pesar del impacto inicial de la propuesta, Sissi estaba feliz de casarse con alguien capaz de ver la vida con la misma intensidad que ella. Sin embargo, en la vida real aquella situación fue ligeramente distinta. La noche del anuncio de su compromiso, Sissi se la pasó llorando angustiada, mientras que Francisco José experimentaba una felicidad desbordante.

Una emperatriz poco convencional

Si bien ha habido múltiples producciones audiovisuales sobre la vida de Sissi, la más conocida continúa siendo la trilogía protagonizada por Romy Schneider. Sissi (1955), Sissi Emperatriz (1956) y El destino de Sissi (1957).

A pesar de su reconocimiento mundial en la cultura pop, la serie de películas dirigida por Ernst Marischka difiere completamente de la historia verídica de quien fue emperatriz de Austria. Esto responde a un fenómeno interesante: la Segunda Guerra Mundial dejó profundas heridas en la sociedad civil, y es aquí cuando comienzan a realizarse producciones audiovisuales que alentaban un sentimiento constante de alegría y fantasía. La gente necesitaba sentirse feliz.

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A mediados de 2022 la gran plataforma de streaming, Netflix, estrenó  La Emperatriz (Die Kaiserin), producción alemana original de la cadena. Meses más tarde, Gigi Griffis publicó la novela homónima inspirada en la serie, llegando a Chile a finales de año de la mano de Editorial Zig-Zag, bajo el sello Contraluz.

A pesar de las diferencias narrativas entre la famosa trilogía de Romy Schneider y La Emperatriz, ambas poseen un elemento en común: Sissi cautivó el corazón de Europa.

Si bien Die Kaiserin finalizó su primera temporada en un periodo turbulento para la joven Isabel, Netflix ya confirmó que a finales de 2023 y/o comienzos de 2024 el público tendrá disponible una segunda parte, la cual probablemente aborde la maternidad de Sissi y cómo fue ganándose el afecto del pueblo, a pesar de sus excentricidades.

Si hay algo que La Emperatriz logra retratar de manera casi fidedigna es la complicada relación entre Sissi y su suegra, la archiduquesa Sofía, quien la menosprecia constantemente por no encontrarla lo suficientemente digna para su hijo preferido.

En la vida real —y tal como muestra la serie— Isabel se sentía constantemente sofocada por la corte austriaca, muchísimo más rígida y pomposa que la de Baviera. Del mismo modo, todo indica que Francisco José no fue un marido que se haya caracterizado por proteger a su esposa de los habituales malos tratos de la archiduquesa, a pesar de amarla profundamente.

A causa de la presión a la que Sissi era sometida, comenzó a desarrollar ciertas manías extravagantes, caracterizándose por convertirse en una mujer tremendamente vanidosa. Por ejemplo, se obsesionó con su peso y durante el resto de su vida no superó los 50 kg, llenando el Palacio Imperial de máquinas para hacer ejercicio. Tras alcanzar cierta edad, no permitió que nadie la fotografiara y se ocultaba tras un velo.

Sissi cubriendo su rostro con un abanico en 1865.

Del mismo modo, Isabel no pudo desempeñar su maternidad como a ella le habría gustado puesto que, una vez más, la archiduquesa Sofía se antepuso ante el derecho de la emperatriz. Sissi fue manifestando conductas depresivas cada vez más fuertes y la corte temió por su integridad física en más de una ocasión. Al cumplir 50 años y tras el suicidio de su hijo Rodolfo en Mayerling, Sissi vivió sumida en un luto permanente, hasta su trágica muerte en 1898 a manos del anarquista Luigi Lucheni.

Sissi, la rebelde

A pesar de su constante enemistad con la corte de Viena, Sissi logró ganarse el afecto del pueblo húngaro cuando junto a su esposo fueron coronados reyes de Hungría, retomando así la calidad de Imperio austro-húngaro.

Isabel de Baviera continúa siendo un personaje enigmático hasta la actualidad. Admirada por muchos, criticada por otros. La joven que se convirtió en emperatriz por accidente logró destacar no solo por su belleza, sino por su amor a la naturaleza, los animales y la poesía, aficiones que mantuvo durante toda su vida, a pesar del sufrimiento que albergaba su corazón.

Puedes ver Die Kaiserin en Netflix y adquirir La Emperatriz de Gigi Griffis en www.tiendazigzag.cl.

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